Ministros excelentes o presentadores de televisión

Queridos amigos aqui estamos, estoy preparando un nuevo post, para dentro de un rato, pero ahora le pido que tome su Biblia, sé que ha tenido un buen domingo, yo tan solo la mitad, por la mañana temprano nos fuimos a desayunar y celebrar el cumpleaños del menor de mis hijos, luego el servicio de la mañana, para luego reunirme con mis hermanos en la reunión de las 2 de la tarde en la congregación «Manantial de vida», buena alabanza y danza en los servicios, nuestras niñas vienen haciendo esfuerzos para cada día danzar para nuestro Señor, ya estare el lunes subiendo los videos tanto a youtube, como aqui en el blog, espérelos, ya que podrá alabar y adorar a nuestro creador, pero ahora vamos a conversar algo respecto a los pastores, maestros, y los demás líderes de las iglesias, y usted seguramente dirá, ¿por qué tanto con los pastores, profetas, maestros, etc? bueno sabe es que son los que guían al rebaño, enseñan o deben enseñar la buenas nuevas, el arrepentimiento y la salvación.

Los ministros excelentes no son los que anhelan recibir aplausos terrenales. Pero hoy piden y hasta exigen ser tratados como personas de gran importancia, por lo cual si la ofrenda no es buena, no van. Recuerdo a una cantante hace ya unos largos años cuando le pregunte si podía venir a mi congregación en donde eramos como 50, ya que decía que servia al Señor y bueno le pregunté y lo primero que me informó era el tamaño mínimo de la ofrenda de amor que tendría que recibir, la cual, en casi un año nosotros la recogiamos en la ofrenda y diezmos, y nos olvidamos del asunto, y eso que sirve al Señor (aunque ese señor es su banquero).

Tampoco pueden ser amadores de la comodidad sobre esta tierra.  Si no les otorgan un hospedaje cinco estrellas como que se sienten ofendidos, no todos, conozco algunos que hasta en el suelo duermen, con tal de enseñar la Palabra verdadera de Dios. La vida del ministro no es una vida de felicidad y comodidad. Era necesario que Timoteo estuviese dispuesto a soportar las aflicciones (2 Timoteo 4:5). No podía tener la clase de ministerio que Dios deseaba de él a no ser que estuviera dispuesto a pasar por alguna medida de sufrimiento. Hoy a muy pocos les causa dolor de ver y oír lo que desde los pulpitos se viene enseñando, medias verdades y medias mentiras, que lo único que hacen es desviar a los creyentes de la fe en Jesucristo para ponerla en la fe de los milagros y en la fe de la prosperidad, la sanidad, y las riquezas materiales. Ningún ministerio de valor ha llegado a existir sin dolor. Con frecuencia encuentro a jóvenes que aspiran al ministerio y procuran tener una iglesia sin problemas, un ministerio sin retos, así para el predicador fiel de la Palabra.

La noción de que el ministerio puede ser eficaz e indoloro al mismo tiempo es una mentira. Es inevitable tener aflicciones si se predica la Palabra sin adulteración, y cuando golpea la adversidad solo se tienen dos opciones: soportar y mantenerse firme y fiel, o negociar y ceder terreno. Hoy podemos ver que «pare de sufrir», usted nació para ser feliz, para ser rico, para tener el carro del año, porque Jesús murió para que usted tenga todo, ojo todo lo que su corazón desea, porque mayores cosas que Jesús hará, pero jamás se le dice que debe cargar su cruz y estar dispuesto a morir, no se le dice, que va a vivir aflicciones, a pasar por pruebas, a vivir una vida de oración, a vivir dependiendo de Jesús, si fuese como enseñan, ¿qué pasó con Pablo, con otros apóstoles que murieron por seguir a Jesús?, o es que no tenían fe. El ministro fiel siempre guarda sin fluctuación la línea que separa la verdad de la mentira, y esto es algo que no se puede hacer al mismo tiempo que se escapa del sufrimiento: “todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12). De modo que la fidelidad y la penalidad van de la mano. No podemos enseñar la verdad a medias, o como los bancos, no les mostramos la letra pequeña y cuando se dan cuenta del error, ya es demasiado tarde, lo han perdido todo, pero recuerde, daremos cuentas de lo que enseñamos y de eso estoy totalmente seguro.

Este es un tema reiterado en 2 Timoteo. Pablo escribió en 2:1, 3: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús… Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. Ahora recuerda de nuevo a Timoteo que el sufrimiento es parte del deber del ministro fiel tanto como lo es cualquier otro aspecto de la obra ministerial. Por ello mi amigo, veo con tristeza como líderes de congregaciones, maltratan a las personas enseñándoles verdades a medias, (perdone por ser reiterativo en esto, pero es de importancia vital, su alma está en juego) en donde si usted sufre es porque quiere, porque Jesús murió para hacerlo féliz y suplir todas su necesidades, como si fuera, Safeway, donde entra con su carrito de compras y sale al final con todo lo que necesita para su despensa, no necesita pagar porque es hijo del rey, sin darse tiempo a ver si esa es la voluntad de Dios, y no se da cuenta, simplemente porque la Biblia, no es el libro que lo acompaña a hacer las compras, porque si lo fuera se daría cuenta del costo y probablemente ya no compraría con tanta frivolidad  como lo hace hoy en día.

¿Siguió Timoteo el consejo de Pablo? Es evidente que así lo hizo. Hebreos 13:23, un versículo breve y un tanto relegado, dice: “Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viniere pronto, iré a veros”. Es obvio que el escritor de Hebreos conocía bien a Timoteo y le amaba, por eso cuenta a los hebreos que Timoteo había sido puesto “en libertad” ¿De qué fue libertado? La palabra griega empleada allí sugiere que Timoteo había sido liberado de la prisión. Podemos suponer que cuando llegó el sufrimiento, Timoteo lo soportó y no cedió ante la presión. Permaneció fiel aunque es evidente que ello le significó ser encarcelado. No trató de salir bien librado sin pagar el precio de proclamar la verdad. Esto es lo que debemos de hacer, sufrir las penalidades y luchar para y por enseñar la verdad, aunque nos tachen de legalistas, de agresivos, de herejes, de divisionistas, (dividimos la verdad de la mentira) de hombres que se oponen a todo, claro que nos oponemos, a que se engañe, recuerde bien lo que dice Deuteronomios, «Si todas estas cosas haces, todas estas bendiciones vendrán sobre tí y te alcanzarán» mi hermano primero es si haces todas, no una parte, no la mitad, todas, si crees que Jesús es el Señor, pero si lo crees, eso significa que vienes haciendo lo que El dice que hagas, no un poquito, no lo que quieras, mucho menos, solo lo que te convenga, sino todo, sé que tendremos errores y hasta pecaremos, y fiel es Dios para perdonarnos, pero debemos de arrepentirnos, de persistir en el caminar siguiendo las huellas de Jesús, debemos andar como El caminó por esta tierra, pero la pregunta es: ¿luchas por caminar siguiendo sus pisadas?, entonces es tiempo de rectificaar, es tiempo de que la Palabra de Dios, haga nido en tu corazón y caminemos como decía un pastor convertidos en luz que ilumina la vida de otros, pero jamás te convertiras en luz, viviendo de fosforo en fosforo, o sea de domingo en domingo, de versículo en versículo, de tiempo en tiempo, sino buscando todos los días a Dios, teniendo una relación con El y esforzándote por parecerte cada día más a El.

Bueno aquí los dejo, nos vemos en un rato y no se aparte de su Biblia, la va a necesitar, bendiciones.

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