Que tal queridos amigos, visitantes, uno que otro desesperado y quizás algún equivocado, bienvenidos todos, bueno después de unas vacaciones, ya se nos paso la navidad, Papá Noel se fue por la chimenea al Polo Norte, a preparar más regalos para el próximo Diciembre, sus duendes ya empezaron a ver si terminan el iPhone6, o el nuevo iPad5, o quizás el PS4, mi laptop, no me olvido que algunos quieren su carro, casa, novia, la American Express, en fin de todo y para todos los gustos y luego los pone en la tienda de Apple para poder nosotros llegar a envolverlo en papel de regalo y ponerlo a los pies del arbolito, en fin también se nos fue el día de los Reyes Magos, que vinieron con su Rosca de Reyes bajo el brazo y que con chocolatito caliente juntos en armonía, la pasamos con amigos, y encima nos tocaron dos muñequitos en la Rosca y debemos hacer la comida con otros amigos para principios de febrero, no sabemos nada de tamales, por lo cual lo cambiamos por comida china, pero ya todo vuelve a la normalidad de siempre, se nos acabaron los villancicos, el amor fraternal, el ven a mi casa esta navidad, empiezan los tiempos de propósitos, luego de las 12 campanadas, comiendo las doce uvas, o las doce naranjas, ciruelas o peras, hacemos la formal promesa de ir al gimnasio a diario, empezar un regimen alimenticio exitoso, tomar agua, o como alguien dijo por allí, empezar a escudriñar las Escrituras, haciendo el compromiso de aprender más de nuestro creador, lo único de malo es que viendo el pasado, mirando el presente
y profetizando el futuro, todos esos propósitos terminarán de la misma manera que empezaron, como buenos propósitos, pero la falta de desición, de convicción, y la falta de voluntad, nos van a hacer dejarlo en la primera de vastos, y ya para fines de enero, principios de febrero, estaremos pensando en el día de San Valentín (santo cristiano) o el día del amor y la amistad, en ¿qué cocinaremos? y de los propósitos de año nuevo, bueno fueron buenos deseos y hasta allí, por eso les decía, volvemos a nuestra vida normal de pasividad, cuando estamos en aprietos, lloramos, cuando todo vuelve a la calma, ya nos olvidamos, por ello mi amigo, vamonos al Starbucks, un capuchino venti, pasemos por un emparedado de steack y regresemos por nuestra Biblia, sentándonos en nuestro sillón favorito y empecemos esta tertulia entre amigos.
Si usted mira a su alrededor, se va a dar cuenta de que vivimos en un mundo lleno de injusticias, hombres que violan y matan a mujeres, hombres que sin explicación ingresan a un colegio de niños y asesinan sin piedad, un mundo lleno de privaciones, separación, deshonestidad, falta de integridad, envidias, odios, rencores, enfermedad y muerte entre otras cosas que vienen destruyendo a la humanidad. Existe mi querido amigo una oscuridad y una perdida de valores morales tan grande que han cegado a hombres y mujeres, y viven hoy solo para sus apetitos y pasiones, mucha gente aún se pregunta ¿por qué?, «Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2 Corintios 4:3-4). Encuentra aquí una razón para que mucha gente que aún con la Biblia en las manos no pueda entender verdaderamente lo que nos dice la Palabra de Dios, sabe lo que está escrito hasta de memoria, pero no lo entiende, porque sus ojos están cegados y se encuentran en completa oscuridad y se dejan guiar por otros ciegos que viven en sus propias concupiscencias. Si muchas veces dentro de las congregaciones que se dicen seguir a Jesús viven cegados por sus propias doctrinas, póngase a pensar como estarán aquellos que no conocen a Dios, muchos dicen conocerlo, el domingo en la comunión, el día del rosario o la procesión, el día que cantan las mañanitas y lloran por sentimentalismos que terminan cuando empiezan los festejos, cuando de rodillas caminan millas enteras por una promesa, pero que al levantarse y curarse las rodillas, siguen en sus propios pecados, dicen conocerlo, pero ¿cuándo han tenido un encuentro con él?, lo conocen por lo que alguién leyó la Biblia el domingo en el servicio o un día en el estudio bíblico, pero no hay un conocimiento personal, un encuentro cara a cara con el creador, porque caeríamos fulminados al darnos cuenta de lo pecadores que somos, pero, como a mi me gustan las historias les cuento una: Dice que estaba un borrachito en una esquina, caminando de un lado para el otro como veleta que se la lleva el viento de tan borracho que estaba, de pronto en la calle de enfrente aparece un hombre de traje con su Biblia bajo el brazo, el borrachito a voz en cuello comienza a gritar !predicador! !predicador!, el hombre un poco avergonzado, trataba de pasar desapercibido por los demás, pero el borracho gritaba mas fuerte y se acercaba al supuesto predicador, y cuando se puso delante de él, le dijo: «pastor, pastor, yo a usted lo conozco, yo asistía a sus reuniones y en una de ellas usted me convirtio, si Seños, Amén, usted me convirtio, ya soy salvo», el predicador, un poco con verguenza le responció «si mi amigo, yo lo convertí, porque si hubiese sido Dios, usted no estaría así», y eso es lo que nos sucede, pensamos que porque vamos a la iglesia, repartimos folletos, tomamos la comunión, hacemos mandas, damos ofrenda y diezmo, entregamos sanguchitos a los pobres, inclusive pertenecemos a algún ministerio dentro de la iglesia, repetimos una oración, ya nos convertimos, ya somos hijos de Dios, ya somos salvos, no nos damos cuenta de que ser discípulo de Cristo es mucho más, y empezamos a pedir, sin darnos cuenta de que para pedir, primero debemos ser sus hijos.
Pero si usted que dice llamarse cristiano, es que Dios le ha abierto los ojos a la luz «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Coritntios 4:6). Me imágino que usted recuerda que Jesús mismo dijo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8:12). Muchos son los seguidores, podríamos contarlos por millones, pero ¿cuántos de ellos van solamente detrás de los milagros? ¿cuántos de ellos van detras de un Dios que perdona todo sin cambiarnos nada? ¿cuántos siguen a un dios que no nos pide un compromiso ni un alejamiento del pecado? miles, millones, pero en el versículo escrito nos dice «el que me sigue» eso significa dejar todo, y que lo más importante es «El», ¿dispuesto?
Bueno en un rato nos vemos, cortito para que usted no se canse de leer, pero que se ponga a pensar ¿soy hijo, por qué?, bendiciones pero no me responda «por fe», busque en la Biblia y al comparar lo que está escrito allí a lo que es usted, ¿qué se responde?, bendiciones.