El traductor de la Biblia

Queridos amigos, hermanos, visitantes, y todo aquel que por aquí llega, bienvenidos, espero que regresen pronto y sobre todo tengan ese habito de aprender que jamás debe quitársenos, una porque de acuerdo a un estudio, ciertas enfermedades de la vejez, podrían evitarse si uno hasta el último minuto continúa aprendiendo, por tanto busque su Biblia, mire, es bueno tenerla en el teléfono, excelente en el tablet, pero mejor entre sus manos para leerla, porque si solo la vemos el domingo o en el estudio bíblico y luego es asunto cerrado, como que no, veo a muy pocos con su teléfono inteligente haciendo gala de una buena lectura, en fin, aunque algunos lo prefieren para pertenecer a la (ACS) Agencia de Cristianos Secretos, que ya ni la Biblia camina con nosotros y no nos pueden hacer burla de «Cristianitos», bueno mejor continuemos.

Hoy en día ser cristiano, sobre todo aquí en USA es la cosa más fácil y llevadera del mundo, quizás, algunos te han dejado de hablar, o se burlan, o la familia te deshereda, uno que otro ha recibido un golpe, pero de allí no pasa, al final de cuentas es llevadero, estamos en un país sonde se permite de todo, se puede hablar o escrbir de todo y no pasa nada, hay libertad de expresión y de culto, se sientan en una misma mesa, perro, ratón y gato y todos felices, pero en otros tiempos la cosa era díficil, por lo que es necesario que usted mi amigo, lea estas líneas y se quite de la mente eso de que Jesús se hizó pobre para que usted fuese rico, o sea sano, o sea exitoso, sino lea, busque sobre la via de Pablo, Josué, Job, Abraham, los martires de las catacumbas, o tantos hombres de Dios que vivieron y murieron creyendo en que el hombre debe vivir por fe, por tanto aquí entraremos a hablar un poquitín de uno de aquellos hombres, veremos su vida en tiempos verdaderamente díficiles para aquel que creía en el verdadero Jesús.

John Wycliffe nació en Yorkshire, Inglaterra alrededor de 1330, no se sabe mucho de su niñez, hasta 1360 que ingresó al College en Oxford, luego alrededor de 1346 entró al sacerdocio, en 1349 la plaga de la muerte negra que mató a casi la mitad de toda Inglaterra. Mientras muchos sacerdotes buscaban respuestas de hombres Wycliffe recurrió a la Biblia en busca de consuelo y respuestas contra la desesperación y el temor que lo invadían. La dependencia de Wycliffe en la Palabra de Dios construyó un fundamento en su interior, que demostró ser inamovible.

Es importante recordar que la Biblia estaba solo en latín, y solo los hombres muy cultos podían leerla, aparte de que ni siquiera los curas de esos tiempos tenían una y mucho menos habían leído alguna, y todo era mezcla de misticismo, ignorancia, abuso de poder y tantas cosas que degeneraron a la iglesia de esos entonces. La riqueza y las posesiones era lo que primaba en esos tiempos, como hasta hoy. Cada servicio era intercambiable por dinero, estaba de moda las indulgencias que por un pago, se te perdonaba cualqueir pecado.

Wycliffe, fue un himbre brillante, y un erudito en la Palabra de Dios. Creía que la principal responsabilidad de la iglesia era sobre los temas espirituales, no sobre lo político, debemos tener en cuentas de que el Papa en esos tiempos tenía el poder de decidir quien era Rey y quien no, quien vivia y quien moria, tenía un poder casi absoluto, debido a una de las ideas de que enseñaba la iglesia a todo el mundo de que el Papa era infalible, su palabra era ley. El disgusto de Wycliffe por la ansiedad de riquezas que gobernaba a la Iglasia Católica, crecía cada vez más. Creía que la verdadera responsabilidad de la iglesia era satisfacer las necesidades espirituales de la humanidad y cuidar del rebaño, llevándolo a Cristo, lo cual le ocasiono serios problemas con el Papa.

Wycliffe no pensó que la Biblia era tan santa que no podía ser tocada. No; la abrió, la leyó y la aplicó a su vida y sus circunstancias. La revelación de esa Palabra lo hizo distinguir lo verdadero de lo falso, y le permitió ver que todo el sistema de la iglesia católica se oponía al mensaje general de la Biblia. Comenzó a darse cuenta de que muchos de los sacramentos y doctrinas de la iglesia eran hipócritas y heréticos. El sistema religioso de su época había sido formulado enteramente para lograr dinero, poder y control.

Una y otra vez el Papa trato de hacer callar a Wycliffe, pero no lo pudo hacer, y Wycliffe atacó cada una de las cosas que los católicos creían, como las confesiones, diciendo que el único que perdona es Dios y no el hombre, por lo cual se oponía a la absolución por pago de dinero, diciendo que no hay mayor herejía que la que un hombre crea que es absuelto de pecado si da dienro, o porque un sacerdote les diga «Os absuelvo», porque decía debemos arrepentirnos en nuestro corazón, de otro modo Dios no nos absuelve.

Ataco duramente las indulgencias, que fueron creadas como un método para recaudar dinero, y asi mantener al Vaticano libre de deudas. Decía Wycliffe que el servicio más elevado que pueda alcanzar el hombre en la Tierra es predicar la ley de Dios. Este deber corresponde a los sacerdotes. Pero en esos tiempos los sacerdotes, paraban en las tabernas, jugando, bebiendo, teniendo amores con mujeres, concuvinas y hasta hijos.

Wycliffe instaba a las personas a regresar a la fe y la práctica de los primeros cristianos. Pero poco a poco con las influencias del Papa, fue retirado de Oxford y quienes desde el reinado de Inglaterra lo apoyaban, empezaron a distanciarse y a dejarlo solo, pero en esa soledad de Lutterworth vió el lugar oportuno y exacto para empezar a traducir la Biblia del latín al inglés común, seguido de unos discípulos fieles empezó la tarea.

Su inquebrantable convicción era que la Biblia era la única autoridad para la vida Wycliffe escribió:

Puesto que la Biblia contiene a Cristo, que es todo lo que se necesita para la salvación, es necesaria para todos los hombres, no solo para los sacerdotes. Ella sola es la ley suprema que debe regir a la iglesia, al Estado y a la vida cristiana, sin tradiciones y estatutos humanos.

Wycliffe murió el 31 de diciembre de 1384, sus restos fueron quemados por orden Papal en 1428, aún con el odio en los corazones de la iglesia católica, tratando de borrar todo aquello que pueda traer a la memoria a este parroco, pero un hombre Thomas Fuller, al relatar los eventos, grabó sus palabras para siemrpe en la historia, tan bellas, fueron: «Quemaron sus huesos hasta reducirlos a cenizas y las arojaron al Swift, un río que corría cerca de allí. De esta forma, este arroyo llevó las cenizas al Avon, el Avon al Severn, el Severn a los estrechos mares, y ellos al amplio océano. Así, las cenizas de Wycliffe son el emblema de su doctrina, que ahora está dispersa por todo el mundo»

Wycliffe no vivió para ver los resultados de su visión. No vivió para ver si su traducción de la Biblia llegaba al pueblo; lo único que tenía era la visión en su corazón y su amor por la gente común. Lo único que supo hacer fue plantar la semilla y confiar en que Dios completaría lo que había comenzado… y Dios, sin duda lo hizo.

Que Dios los bendiga grandemente, con el poder de Su Palabra en vuestros corazones, nos vemos y seguimos.

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