Consolidando el fruto

Queridos amigos, hermanos y visitantes, hoy nos volvemos a encontrar para seguir conversando pero esta vez lo haremos de una manera informal, les contare algunas de las experiencias que he vivido en mi caminar por algunas congregaciones del área, pero esta vez, siéntese y prepárese un café, está haciendo un poco de frio por lo que abriguese, ya luego se calentará, pero por lo que viene leyendo, pero deseo que piense lo que viene leyendo y quizás algo pueda ser de beneficio para que el fruto no se pierda.

Bueno mi amigo, hace tiempo me congregaba en una iglesia en que empezamos a creer en que el fruto hay que consolidarlo, bueno usted dirá y eso ¿con qué se come?, bueno le cuento, cada día de reunión, llegaban personas a nuestra congregación, pero sabe, igual como llegaban se iban, y todos nos preguntabamos ¿por qué?, aunque no faltaba el hermanito que siempre decía, «Si es de Dios se quedarán», hasta que pensamos en que el fruto tenía que consolidarse, ¿cómo hacerlo? Bueno expliquemoslo detenidamente, muchas veces decimos que cuando la gente llegue a nuestro templo, y vean el amor que hay aquí, querrán no solo quedarse sino también tener eso que tenemos nosotros, bueno, que ese amor, esa felicidad y paz que existe en nosotros, todos querrán tenerlo, bueno hasta aqui todo bien y suena maravilloso, pero es mejor que pongamos los pies en la tierra, muchas veces cuando una persona llega a alguna congregación lo primero que experimenta es ver un ujier que es quien lo recibe que se limita a darle la mano, y hacerlo sentarse en algún lugar del templo, al final se le despide, en algunos casos se le ha pedido su nombre y dirección, se le presenta en la iglesia y si te vi no me acuerdo, (¿qué paso con el amor, dónde se quedó?) he sentido en carne propia lo que explico aqui, por ello nosotros pensabamos diferente, durante el servicio, no solamente se le presentaba, sino que varios nos acercamos a saludarlo y darle la bienvenida, para que sepa verdaderamente, que a todos nos da gusto verlo, luego, los ujieres se le acerquen a saber de el o la familia que Dios nos ha enviado, muchos vienen con problemas, algunos con momentos difíciles, pero casi todos en un momento problemático de su vida, (porque cuando todo va bien, muy pocas veces nos acercamos buscando a Dios), salvo que ya seamos cristianos y estemos buscando una iglesia en donde congregarnos, luego de tomarle los datos, el lunes, llamarlo para saber de ellos, no solamente para que se quede con nosotros, sino para preocuparnos por sus necesidades y por las situaciones que viene pasando, (queremos formar un grupo de intersesores, allí empieza el trabajo, orando por las necesidades de los recien llegados, nuestra preocupación por ellos, es parte de la muestra del amor de Cristo que hay en nosotros), cuando recibimos una llamada, un apretón de manos; nos sentimos mejores, mas aun si ese sentimiento es genuino. Esto demostrara, nuestro amor y sobre todo ese algo que debe existir en nosotros por los demás, allí es donde los recien llegados querran quedarse y tener ese algo diferente que nosotros tenemos, de lo contrario, seguiran su camino porque lo más importante, a pesar de que lo digamos, es lo que más nos falta, «el amor por los demás».

Entonces yo me pregunto, si asisto a una iglesia, en la que pasados dos o tres meses, no te llaman ni para pedirte el diezmo, donde muchas veces llegas y con las justas te saludan, en donde si vienes o no a nadie le importa, en donde si llegaste con tu familia y ya no lo haces, pues pasas de invisible, y si no fuese porque trato de asistir a todas las reuniones y meto mi cuchara donde no me llaman, entre otras cosas, jamás se darían cuenta de que estoy allí,  es que ese amor que tanto se predica no existe, es simplemente un guión que hay que seguir en la explicación de lo que deberíamos hacer, pero que no hacemos, entonces ¿cómo retenemos el fruto?, ¿cómo hacemos la expresión que dice Jesús?, predicar la Palabra a toda criatura, si no podemos recibir a aquellos que Dios nos esta enviando, entonces debemos de cambiar, debemos de pensar que nosotros somos los llamados a hacer discípulos, pero si nuestra preocupación esta puesta en otras cosas, más que en el servicio a los demás, debemos de tomar un momento y pararnos a pensar, ¿cuál es mi motivación, para tener el puesto que tengo? y además, ¿cuáles son las funciones del lugar que yo tengo? dentro de la congregación. Esto significa que necesitamos preparación, debemos de buscar en la Palabra de Dios, lo que significa retener el fruto y la forma de hacerlo, formar discípulos para poder hacer la obra de Dios.

Para finalizar, mi amigo o hermano en Cristo, cuando alguien llegue a nuestra congregación lo primero que debemos hacer es recibirlo, es hacerlo sentir la persona mas importante, porque Dios nos la ha enviado, por ello, debemos pedir a Dios de que ponga mas amor en nuevos corazones, el ser Ujier es una gran responsabilidad, porque es el ujier la primera cara que vera el recién llegado y sentirá el amor o no, con el cual es recibido, muchas veces muy pocos pastores toman o ponen interés o tienen tiempo para ese momento, por ello, debemos instruir a los ujieres en la Palabra de Dios y en la oportunidad que nos da en servir a sus hijos.

Bueno he tratado de exponer aquí, mi experiencia, pero lo más importante, es retener el fruto, no debe de perderse, porque la Palabra de Dios dice: «Y (Dios) ira añadiendo a la iglesia, todos los que serán salvos», por lo tanto a esos, debemos usted y yo, ujieres y líderes de la iglesia, recibirlos con ese amor que predicamos y que debemos sentir por todos los demás.

Nos seguimos comunicando, un consejo: mire a su alrededor este domingo y solo ponga en su corazón lo siguiente: «Así como yo quiero ser recibido en la congregación, voy a recibir a los que lleguen»

Bendiciones y prontito nos estamos viendo.