Volvemos, inmediatamente, nos vamos camino a por un café, y juntamente con nuestro capuchino de rigor, un pastelito, ya como que otra donna, se nos cae la billetera, pero estamos a punto de caramelo como para un pastel de helote, deseo en este momento pedirle un favor, al leer el presente post, hagalo sin prejuicios de creerse el mejor cristiano del mundo y que los ángeles cantan su nombre cuando usted se levanta por las mañanas y le avisan al creador que usted está listo para hacer la voluntad de aquel que lo llamó, solamente le pido que ponga atención a lo que lee, y luego preguntése, ¿qué enseño? ¿qué prédico? ¿cómo es mi vida cristiana? ¿soy siervo, esclavo o me creó el dueño? ¿soy un hombre que daría mi vida por Cristo, o solamente espero los milagros? luego de hacerse estas preguntas, lea el post y grite al mundo las respuestas, total, Dios ya las sabe y quizás en el fondo de su corazón desee cambiar, agarre su Biblia, entraremos por una pregunta que no sé si se la ha hecho pero sería interesante pensarla, la cuestón será la respuesta, por lo que empecemos.
Los primeros mártires tenían muy claro lo que significaba ser cristiano. Sin embargo pregunte hoy lo que significa y probablemente va a recibir una variedad de respuestas, aun de aquellos que se identifican con este sello, y no solo hablamos de aquellos que llegan a la iglesia de domingo en domingo, sino de aquellos que están al frente de congregaciones y que pueden ser pastores, profetas, maestros, evangelistas y demás.
Para algunos ser cristiano es primeramente cultural y tradicional, un título nominal de una generación previa, mis abuelos eran cristianos, mis papas son cristianios, algunos inclusive dirán sacando pecho llenos de orgullo, «mi papá es pastor», el efecto neto que implica evitar ciertos comportamientos y asistir ocasionalmente a la iglesia. Para otros ser cristiano es principalmente algo político, una búsqueda para defender valores morales en la plaza pública o quizá para preservar aquellos valores por medio del distanciamiento en general de la plaza pública. No obstante, muchos definen el cristianismo en términos de una experiaencia religiosa pasada, una creencia general en Jesús o un deseo por ser una persona buena. Sin embargo, todo esto cae lamentablemente muy por debajo de lo que realmente significa ser cristiano desde la perspectiva bíblica.
Ser cristiano, en el sentido real del término, es ser seguidor incondicional, por favor, léalo dos veces «seguidor incondicional» de Cristo. Como dijo el mismo Señor en Juan 10:27: «Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen». (¿te conoce?). El nombre sugiere mucho más que una asociación superficial con Cristo. En lugar de ello, demanda un afecto profundo a El, lealtad a El y sumisión a su Palabra. En el aposento alto Jesús dijo a sus discípulos «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando» (Juan 15:14) Deseo en este momento que usted exámine estas palabras, seréis amigos de Jesús solamente cuando hagáis lo que El os manda, no la mitad, no tres cuartas partes, sino todo, por eso no vayamos a dejar los diezmos creyendo que con eso podemos comprar las bendiciones del creador. Antes también dijo a las multitudes que se agrupaban para escucharlo: «Si vosotros premaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos» (Juan 8:31); y en otro lugar: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígueme» (Lucas 9:23; Juan 12:26).
Cuando nosotros mismos nos llamamos cristianos, proclamamos al mundo que todo sobre nosotros, incluyendo nuestra identidad personal misma, se cimenta en Jesucristo porque nos hemos negado a nosotros mismos para seguirlo y obedecerlo. El es tanto nuestro Salvador como nuestro Soberano y nuestras vidas se centran en agradarlo a El. Profesar el título es decir con el apóstol Pablo «Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia» (Filipenses 1:21). Pero todo esto está tan alejado de tu realidad ¿verdad?, o me equivoco.
Una y otra vez a través de la Biblia, se hace referencia a los creyentes como esclavos de Dios y esclavos de Cristo. De hecho, considerando que el mundo los llamó «cristianos», los primeros cristianos se referían a sí mismos en el Nuevo Testamento como los esclavos del Señor. Para ellos ambas ideas era sinónimas. Ser cristianos era ser esclavo de Cristo. El Nuevo Testamento refleja esta perspectiva, ordenando a los creyentes a someterse a Cristo completamente y no solo como miembros contratados o empelados espirituales, o asistentes domingueros, o lectores tardios de la Palabra de Dios, ni oradores de peticiones o declaradores de milagros, o profetas de pacotilla, sino como quienes pertenecen por entero a El. Se nos pide obedecerlo sin preguntas y seguirlo sin reclamos, ni mucho menos se nos dice que debemos declarar, visualizar, ni mucho menos ordenar nuestro milagro, ni contarle hasta tres para que recibamos el milagro, ni pagar con el diezmo por ello. Jesucristo es nuestro Amo, un hecho que reconocemos cada vez que lo llamamos «Señor». Somos sus esclavos, llamados para obedecerlo y honrado humilde e incondicionalmente. «Hoy en las iglesias no escuchamos mucho acerca de este concepto». En el cristianismo contemporáneo se habla de cualquier cosa menos de la terminología esclavo. Se habla del éxito, de la salud, de la riqueza, de la prosperidad y de la busqueda de la felicidad. Con frecuencia escuchamos que Dios ama a las personas incondicionalemente y quiere que sean todo lo que ellos quieren ser, que quiere que cumplan cada deseo, esperanza o sueño. La ambición personal, la realización personal, la gratificación personal, se habla de «yo soy lo que mi Biblia dice que soy», si, eres pecador y vas derechito al infierno, todo esto ha llegado a ser parte del lenguaje del cristianismo evangélico, y parte de lo que significa tener una «relación» personal con Jesucristo. En lugar de enseñar el evangelio del Nuevo Testamento donde se llama a los pecadores a someterse a Cristo, el mensaje contemporáneo es exactaente lo opuesto: Jesús está aquí para cumplir todos tus deseos. Equiparándolo a un ayudante personal o a un entrenador particular, muchos asistentes a las iglesias hablan de un Salvador personal que está deseoso de cumplir sus peticiones y ayudarlos en sus esfuerzos de autosatisfacción o logros personales. ¿te suena similar a lo que los domingos hablas y/o profetizas?.
La comprensión del Nuevo Testamento acerca de la relación del creyente con Cristo no podría ser más opuesta. El es el Amo y Dueño. Nosotros somos su posesión. El es el Rey, el Señor y el Hijo de Dios. Nosotros somos sus objetos y sus subordinados.
!En una palabra, nosotros somos sus esclavos!.
Bueno mis amigos, y también los que no lo son, ahora si, puede usted responderse las preguntas que al inicio del post se hizo, es la respuesta que creía contestar o !upssss! debemos de corregir nuestro cristianismo, sabe mi amigo, nosotros los líderes, en donde se encuentran los pastores, maestros y toda la camarilla de equivocados somos los primeros que estamos desvirtuando el verdadero cristianismo, con enseñanzas que empiezan diciendo «Sé positivo» ven por tu milagro, declara y ordena, trae tus diezmos y El te bendecirá, ahora recibe, tan solo pide, toca y todas las puertas se te abrirán, eres Hijo del Rey y mereces vivir como tal, mentiras, blasfemías y herejías, conviertéte en esclavo, vive como tal, y tan solo haz la voluntad de aquel que perdonó tus pecados y mando a Su Hijo a morir por Ti, simple, ¿dispuesto?
Entonces te sigo esperando para estudiar detenidamente la Palabra de Dios, ya sabes yo pongo el Starbuscks, trae los pastelitos, y sobre todo tu Biblia, no vengas que la tienes en tu smarthphone, si tu y yo sabemos de que la tienes para pasar desapercibido y que no te digan !aleluya! porque llevas tu Biblia bajo el brazo, (como James bond perteneces a la Asociación de cristianos secretos), contestame ¿cuántas veces al día lees tu Biblia en tu Smathphone?, sabes es un honor caminar con tu Biblia, más aún si estas en la casa de Dios, ¿no crees?, recuerda siempre es la Palabra de Dios, pero ya sé que prefieres TV y Notas para ver la portada, en fin, trae tu Biblia, un cuaderno y lápiz, no me creo que tengas una memoria fotográfica, bendiciones y nos vemos.