Vas para el cielo, ¿estás seguro?

210-FlatWhite-CapuchinoWithoutTheFroth-300Muy buenas tardes o noches o días, dependiendo de dónde viva, y a que hora este leyendo este post, pero le doy la bienvenida, nos volvemos a encontrar y espero que nuevamente nos siga visitando por estos lares y podamos conversar con nuestra taza de café, y como siempre para empezar, un cappuccino Venti, no me venga que se va al 7/11, por favor corra al Starbucks por uno decente, o sea el más grande y un pancito, encontré por mi casa en San José, California un lugar o huarique en donde hacen unos pastelitos de primera, voy a tomarle fotos y en un próximos post las subo para que vean lo que uno mal come, pero para conversar hace falta nuestro manual y hoy si, me imagino que traerá usted su Biblia, por lo tanto con la Biblia, y todos sus implementos a la mano, conversaremos acerca de un tema que parece no interesarle a mucha gente, empezando por los pastores y líderes de las congregaciones, ¿porqué?, bueno simple, veo con tristeza que muchos de ellos se contentan con enseñar métodos, libros emocionales, promesas de bendiciones, milagros a la vuelta de la esquina, previa ofrenda, a mayor ofrenda, más grande el milagro, pero muy pocos son aquellos que hablan del pecado, del arrepentimiento, del verdadero evangelio, del costo de seguir a Jesús, que como todos en la congregación tienen unas vidas mas o menos similares, creen todos que el cielo es su futura casa, sin darse cuenta de que esto no es cierto, lo malo es que desde el pulpito, se apoyan estas afirmaciones y declarando, visualizando y pisando fuerte para tomar nuestras promesa, pues venimos desviando al pueblo de Dios que verdaderamente quiere seguir a Cristo, pero que dificilmente lo vienen haciendo.

Probablemente le sorprenderá a usted, como a mí en otro tiempo, leer lo que la Biblia dice acerca de cuán poca gente irá al cielo al momento de la muerte. Yo sé que le han enseñado como a mi, que solo tenía que pasar al frente y repetir la oración de entrega y todo estaba solucionado, otros vienen religiosamente todos los domingos a la iglesia, inclusive dan su ofrenda, y usted como muchos han creído que con eso ya estaba su nombre escrito en el libro de la vida. Es que observa que la vida de los demás, es similar a la suya, desde el pastor hasta el último ujier, entonces todos debemos ser salvos por contagio, una creencia bastante lógica. Y que la mayoría de personas de la iglesia son unos cristianos dignos de imitar y que todos juntos hasta le vamos a poner un nombre al lugar en el cielo que nos toque y estar todos juntitos. Podría sorprenderle aún infierno 001mas descubrir que aún de aquellos que han escuchado el Evangelio, la mayoría quedará excluida del cielo y pasará la eternidad en el infierno. No se nos vaya, ni apague su computador ni se vaya a comprar a Amazon el último comic de Spiderman (si lo hace mandeme una copia), pero debe escuchar con cuidado o leer con precaución, todos los domingos y fiestas de guardar sabemos que hemos escuchado predicas sobre: de que recibiendo a Cristo en tu corazón, tienes las bendiciones y promesas hechas por Dios para ti y tu familia y de que Dios abrira las ventanas de los cielos porque eres coheredero con Cristo, por supuesto, hay muchos que se niegan a creer esto, (de que el infierno es el lugar de muchos) porque simplemente rechazan las enseñanzas de la Biblia, y en muchos casos ni siquiera son conocedores de la Palabra de Dios, muchos de ellos las rechazan por la mala o pesima enseñanza que se recibe, hace unos días escuche a un pastor decir: de que en Irán, Jesús se había aparecido ante millones de personas y les havía predicado y millones se convirtieron, !Herejía! y algunos pastores, con ese don que los caracteriza de orgullo y vanidad se lo trajerón a la congregación como la noticia del siglo, la noticia que cambiaría las vidas de mucha gente, por el amor de Dios, verdaderamente tenemos discernimiento o solo las últimas dos sílabas, no podemos ponernos a hablar cosas que estan alejadas de la Palabra de Dios, no que ¿el evangelio es por fé?, o es que en los últimos tiempo me perdi algo por estar mirando los picapiedras y me cambiaron la Biblia, o me cambiaron el evangelio de Jesucristo, qué pasaría si el tal Jesús no se les aparece ¿no se convierten?, entonces mis amigos, «dichosos aquellos que sin ver, creyeron», ¿qué hacemos?, seguimos enseñando fábulas a los hermanos, queremos recuperar el terreno perdido por haberles dado una enseñanza erronea, pero no hacemos lo que Dios dice que hagamos, escudriñar las Escrituras porque allí se encuentra la vida, o sea seguimos siendo neofitos, por lo que como siempre digo aquí los vengo esperando para empezar a estudiar, y con carácter de urgencia, aunque mi amigo si todo sigue como parece le tengo malas noticias, algún día se verán forzados a experimentar esta verdad, no todos se irán al cielo. Aquellos que creen esto solo pueden clamar con el apóstol Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Rom.11:33).

candle boyEl pensamiento de que la mayoría de la humanidad pasará la eternidad en el infierno de inmediato levanta la importantísima pregunta ¿Porqué? ¿Quién es responsable por esta espantosa catástrofe?. O como se dice en cristiano a ¿quién le vamos a hechar la culpa de lo que va a suceder?, y es que somos así, y los cristiaanos nos enorgullecemos de eso, deseamos saber quién es el culpable, pero sabe mi amigo, si usted y todos los de su y mi congregación hubiesemos estados hace 2,000 años, también hubiesemos gritado !crucificadle!, ¿porqué? porqué es la mejor forma de no tener que ponernos a cuentas con Dios, mucho menos arrepentirnos de nuestro proceder. Cuando algo malo sucede instintivamente deseamos saber la causa o el porqué. En el caso de algo pecaminoso, (un poco por la morbosidad del momento), nuestros instintos en favor de la justicia nos impulsan a buscar al culpable, de manera que pueda cargar la vergüenza y el castigo que merece. Logicamente cuando ese culpable, sea otra persona. Si nos encontrásemos con el cadáver de una persona asesinada, desearíamos saber quien la asesinó. y nos desgarramos las vestiduras para que la policia encuentre al culpable, inclusive la gente llega a tratar de linchar al asesino o violador, claro esta siempre y cuando sea otra persona. Si deliberadamente una ciudad fuese incendiada, desearíamos que el piromaniático fuese llevado a juicio. Entonces cuando leemos acerca de millones de almas sufriendo para siempre en los tormentos del infierno, seguramente querríamos preguntar quien es el responsable. ¿Quién sería tan cruel como para causar tal cosa? ¿Quién tiene la culpa?, Y lo primero que pensamos es en Satanás, le hechamos la culpa al diablo, y pensamos de que eso no nos va a suceder a nosotros, porque nosotros, pasamos al frente, porque no somos malos como esos otros, porque sabemos de que nuestro nombre es aquel que pronunciara Jesús cuando llame a sus hijos, para heredar la vida eterna, porque nos han enseñado un evangelio tan sencillo que con el solo hecho de decir que Jesús es mi Señor, bautizarme y hablar en lenguas, ya somos cristianos maduros y hasta queremos convertirnos en pastores o profetas, como hay algunos que caminan por allí, tengo un amigo que jamás leyó la Biblia que el leer y estudiar era casi sacrilegio, y hoy es pastor, increíble, pero contesteme está pregunta ¿a dónde viene guiando a 2351117543_6d7c29222eesa congregación? ¿a dónde se dirigen?, ¿le importará?, y yo sé que Dios cambia, que Dios transforma, y que puede cambiar naciones enteras bajo el poder del Espíritu Santo, pero nace de una desición personal de humillarse, seguir a Cristo, y conocerlo mediante Su Palabra, por ello mi amigo o hermano, es importante escudriñar las Escrituras, buscar de Dios, llenarse del Espíritu Santo, y hacer la voluntad de aquel que murio por nosotros por el perdón de nuestros pecados.

Muchas personas entonces con ese afán de quitarnos responsabilidades responderían que el diablo es el responsable. Hay un sentido en que esto es cierto, pero el diablo no es la causa principal. También es cierto que el infierno es el castigo del pecado y que es el diablo quien tienta a los hombres a pecar, pero él no les forza a pecar. Más bien, deja a la voluntad de ellos el resistir o ceder ante la tentación. El diablo no lleva al hombre a las posesiones de otro y lo forza a robarlas; ni tampoco le secuestra cada domingo para que no asista a escuchar la Palabra; aquí le cuento una historia, tengo un amigo, que siendo maestro de la Biblia, salía cada domingo con las justas de su casa para que, corriendo llegara a la congregación, pero siempre llegaba tarde unos 15 a 20 minutos, pero eso si con su Jamba Juice en la mano, digame, Satanás era el culpable de que en el camino abrieran un Jamba y que mi hermano a pesar de saber que estaba tarde, se comprara un Juice y luego siguiera su camino a la congregación, no, era una desición personal, o es que no tenía fuerza para decir no, o para salir más temprano de su casa, ni tampoco Satanás obliga a su mente a no pensar en los asuntos espirituales. La persona misma escoge actuar en la manera en que lo hace. O sea el culpable de que se vaya al infierno esa multitud de personas, es que hemos hecho lo malo ante los ojos de Dios, y Dios mi hermano es un Dios justo, somos nosotros mismos que hemos infringido la ley, o sea en pocas palabras todos hemos pecado, seguimos pecando y nos hemos apartado de la cristianos-300x200gracia de Dios, por lo que ya sabe a donde nos dirigimos.

Entonces y ya para acabar y dejarlos pensando, ¿qué hacemos? cientos de miles no llegaran al cielo, seguiremos con nuestras fábulas o empezaremos a estudiar para enseñarles las verdades del evangelio, pero ojo esto es para los pastores, maestros, profetas, líderes de las iglesias, porque el juicio empezará por aquellos que en el nombre de Jesús venimos enseñando la Palabra o por lo menos lo intentamos, como le comentaba a un pastor hace unos días, si tu sabes la verdad y no la enseñas, eres parte del problema (tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata ¿cierto?) y Dios te pedira cuentas, pero si la enseñas y no te escuchan, solo sacude tu calzado y sigue tu camino, pero si te escuchan abras librado una alma del infierno, por ello hay una responsabilidad muy grande en todos los que tienen un ministerio dado por Dios, como alguien dijo alguna vez «No vayas porque tu mamá te dijo, no vayas porque tienes ganas de hacer algo, no vayas porque ese ministerio te va a dar renombre y te van a conocer todos en la iglesia, anda porque Dios te envia o te llamó para hacer Su voluntad.»

Nos vemos pronto, sigo esperando, ya les cuento de las reuniones que tendre estos días con algunos pastores y amigos para ver que hacemos para seguir predicando la Palabra de Dios. Bendiciones, y antes que me olvide, mi casa sigue abierta a aquellos que quieren escudriñar las Escrituras, en especial a mis hermanos de Manantial de vida, los espero.

Romanos y Martín Lutero

Queridos amigos, nos volvemos a encontrar, volvemos a tratar un tema interesante que hace unos días tocamos, el versículo uno de Romanos, pero hoy veremos que dice Martín Lutero, al respecto, por lo tanto mis queridos amigos que llegarón por aquí, preparese un buen café, aunque si quiere un Jamba Juice, porque la calor que tenemos en estos días, esta como para bañarse en hielo, pero aquellos que seguimos con nuestro Starbucks, pues adelante, bienvenidos, pero lo más importante, sea con café, agua, Coca Cola, etc., que no falte en vuestras manos su Biblia, yo utilizo la Reina Valera de 1960, me parece la mejor traducción, las últimas en donde hay adaptaciones a la forma que se habla hoy en día como que nos puede llevar a errores, la razón, dependiendo del país, la forma de hablar, la de utilizar los modismos puede llegar a confusión o a una dudosa interpretación, pero en fin seguimos, y ya le dije, olvidese de su smarthphone, sobre todo si no contesta los textos que se le envía, no creó que le llegue a manejar el lector de libros que es más complicado, como dijo la esposa del pastor el domingo, hay Biblias económicas de hasta 5.00 dolares, por lo tanto lo digo despacito: «comprese una», empecemos.

Dice Luerto, Por mi parte, no puedo creer que las personas a quienes Pablo dirige esta carta, y a quienes titula amados de Dios, llamados, santos, hayan sido de índole tal que el apóstol se haya visto en la necesidad de intervenir a causa de la discordia que reinaba entre ellos, y de llegar a la conclusión de que todos ellos eran pecadores. No; si ellos eran cristianos, lo sabían y se daban cuenta de ello precisamente a base de su fe. Yo creo más bien que Pablo quiso aprovechar la ocasión de escribir a aquellos fieles a fin de que tuvieran el testimonio de un gran apóstol en pro de la fe que ellos profesaban y de la verdad en que habían sido instruídos, en su lucha contra contra los judíos y gentiles en Roma que aún eran incrédulos y se gloriaban de sus perfecciones humanas, rechazando y deningrando la humilde sabiduría de los creyentes. Estos creyentes por aquel entonces no tenían otra alternativa que vivir entre esa gente, y oir y decir cosas que era imposible armonizar, como lo hace notar el apóstol también en 2 Coritnios 5:12: «No os recomendamos otra vez a vosotros, sino que os damos ocasión de gloriarnos por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón». Veamos por lo tanto el texto, hasta el pasaje donde dice: «Porque el evangelio es poder de Dios» (Romanos 1:16). Contiene enseñanzas prácticas más bien que abstractas, porque el apóstol enseña en primer término, mediante su ejemplo personal, cómo un guía espiritual debe actuar para con los que están bajo su cuidado.

Pues es propio de un ministro prudente de Dios hacer que su ministerio sea honrado y respetado por parte de aquellos entre los cuales es ejercido.

Propio de un ministro fiel es, empero,  no caer en excesos en el ejercicio de su ministerio sin abusar de él para halagar su propia vanidad, sino desempeñarlo sólo en beneficio de los que han sido confiados a su cuidado.

Un ministro de Dios debe ser un «siervo prudente y fiel» (Mateo 24:45). El que no se esfuerza por ser lo primero, es decir, un siervo prudente, llega a ser un ídolo, un perezoso, una persona indigna del honroso título de «siervo de Dios». Así, los que con una mal entendida humildad tratan de llevarse bien con todo el mundo en todo, y aspiran a ser populares entre sus feligreses, necesariamente pierden la autoridad que como regentes debieran poseer, y la familiaridad engendrará el desprecio. !Cuán grave es el pecado que estos ministros imprudentes cometen! Las coss que son de Dios y que fueron confiadas a ellos, las exponen al riesgo de ser pisoteadas en lugar de cumplir con su cometido de hacerlas respetar y honrar en la forma debida. Por otra parte, si el ministro de Dios no se esfuerza por ser lo segundo, es decir, un siervo fiel, llega a ser un tirano que constantemente atemoriza a la gente con su poder y quiere que se lo tenga por una persona temible. En vez de afanarse porque su ministerio produzca el mayor provecho posible para los demás, se afana porque infunda el mayor miedo posible, a despecho de la advertencia del apóstol de que aquel poder le fue conferido al ministro no para destrucción sino para edificación. Pero digamos en concreto cómo se llaman estos dos males: se llaman indulgencia excesiva y rigor excesivo. Respecto a la excesiva indulgencia leemos en Zacarias 11:17 !Ay del pastor inútil que abandona el rebaño» Y acerca del excesivo rigor dice en Ezequiel 34:4: «Con dureza y con violencia los habéis gobernado». Estos son dos males básicos de donde nacen todos los demás errores de los pastores. ¿A quién le habría de extrañar?. Pues la indulgencia excesiva se funda en los malos deseos, y el excesivo rigor, en la ira no dominada. Y de estos dos errores proceden todos los demás males, como bien se sabe. Es, por lo tanto, cosa de sumo riesgo hacerse cargo del ministerio sin que hayan sido abatidas primeramente estas dos bestias, cuya perniciosidad aumenta en la medida en que tienen acceso al poder que las capacita para causar daño. A través de todo el prólogo o preambulo de la carta, el apóstol se presenta a sí mismo como luminoso ejemplo de oposición a estos dos monstruos. En primer término describe con vivos colores la gloria de su ministerio, para evitar que sus filigreses lo vilipendien como hombre perezoso y demasiado indulgente. Y en segundo lugar, para no ser tenido por tirano y hombre violento, se conqusita el afecto de los suyos mediante toda suerte de demostraciones de su buena voluntad, con el objeto de prepararlos, con esta mezcla bien proporcionada de respeto y amor, para la recepción del evangelio y de la gracia de Dios. Por ende, siguiendo el ejemplo del apóstol, todo pastor de la iglesia debará, cual animal de pezuña hendida y limpia, discernir primeramente con ojos bien abiertos entre su propia persona y su oficio, esto es, entre la «forma de Dios» y la «forma de siervo» (Filipenses 2:6-7) y, estimándose a sí mismo siempre como el más insignificante entre todos los siervos, desempeñar su ministerio con una mezcla de temor y amor. Deberá empeñarse en hacer solamente lo que redunde en beneficio de los que son objeto de su ministerio; y, consciente de que toda la labor del pastor existe para, y tiene como meta, el crecimiento saludable de los pastoreados, no debiera titubear en renunciar a su cargo al comprobar que ese crecimiento de los pastoreados no se produce, o que su propia persona es factor que lo impide. Por cierto, este es el pecado más grande que un pastor puede cometer: si por el uno o por el otro de estos dos errrores, o por ambos, impide que su ministerio rinda su fruto; y harto difícil le resultara dar cuenta de su mayordomía.

Aquí nos quedamos, este fue un texto extraído de un libro «Lecciones sobre la Carta a los Romanos» de Martín Lutero, que fue escrito entre los años 1515 y 1516, un año antes de que publicara las 95 tesis publicadas por él el 31 de octubre de 1517, mi amigo, pronto seguiremos con lo escrito por Lutero, esperamos seguir viendonos y sobre todo seguir aprendiendo sobre nuestro creador, ahora, tome su Biblia, ore, y lea Romanos y buesque entre las líneas no escritas las palabras que el Espíritu Santo tiene para usted, cuidese y bendiciones.