Mis queridos amigos, hoy es un gran día, doy gracias a Dios por las bendiciones que nos viene dando a toda nuestra familia, mejor día, el de ayer y mejor aún, el de mañana, porque despertare en la gracia de Dios, bueno amigos y hermanos, les dejo unos pensamientos del pastor John Macrathur, espero que sea de ayuda y lo haga pensar en agarrar su Biblia y continuar el camino que lleva a la puerta angosta de la vida eterna, cuidense, no se olviden aunque con la calor, mejor un Jamba juice y su Tiramizu, aquí yo con mi pan con queso, a la plancha y una Coca Cola, con la Biblia y algunos libros que vengo leyendo y que estare estudiando para poder dejarles algo en el siguiente post, continuemos.
La adoración
Pablo dijo a los filipenses: “…nosotros somos…los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne” (Fil. 3:3). Juan 4:23 dice: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”. Somos llamados a ofrecer nuestro cuerpo como un sacrificio vivo a Dios en un acto santo de adoración (Ro. 12:1). Pedro dijo que somos “sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2:5)
Cuando usted va a la iglesia, ¿piensa de verdad acerca de los himnos que canta o medita en las cosas que escucha, que están enseñando y predicando? Usted necesita cultivar un corazón que adora. Y su adoración no debiera estar limitada a cuando va al templo. El culto que se celebra en el templo debiera ser el catalítico que le mueve a adorar en todo tiempo, adoramos mejor cuando somos completamente obedientes. Obediencia es la definición básica de adoración. Al igual que la obediencia, la adoración tiene que ser una forma de vida en vez de solo un ejercicio religioso de los domingos.
Hebreos 10:22 nos invita a que nos acerquemos a Dios. Santiago 4:8 es más específico: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. ¿Se ha acercado usted alguna vez a Dios con prisas? ¿Permite usted que su corazón y mente asciendan cuando escucha los himnos, la lectura de las Escrituras o la oración? ¿Medita usted con profunda devoción? Recuerde, tenemos que ser un pueblo que adora.
He subido otro vide de nuestro grupo de alabanza y danza, para poder levantar las manos en adoración y hacer escuchar nuestra voz, elevando un canto al creador.
La oración
Puede que la oración sea el ejercicio espiritual más difícil que llevamos a cabo. Es trabajo duro porque, primero que todo, es desinteresado. La oración verdadera tiene que ver con el reino de Dios: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en le cielo, así también en la tierra” (Mt. 6:9-10) la verdadera oración también tiene que ver con el pueblo de Dios. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Mt. 6:11-13). No encontramos un “yo” en la Oración de los discípulos.
Es trabajo duro orar a favor de Dios, de su voluntad y de su pueblo. Nos resulta más fácil orar cuando nos vemos metidos en problemas. Cuando estamos heridos, caemos enfermos, perdemos a un ser querido, somos pillados haciendo algo malo o estamos preocupados por causa de un hijo que se desvía del Señor, entonces notamos que orar para nosotros es más fácil.
El que ora solo en tiempos de necesidad personal tiene una vida de oración débil. Por el contrario, la persona que es capaz de entregarse a la oración sin cesar a favor del reino eterno de Dios y de las necesidades de su pueblo redimido glorifica a Dios. Lucas 11:5-8 nos habla acerca de un hombre que llama a la puerta de un amigo durante la noche, rogando por pan para alimentar a una visita que le ha llegado. Si fuera y el que tuviera hambre, no tendría dificultades en pasarme la noche tocando con fuerza a la puerta de alguien clamando por pan, ¿pero lo haría por amor de otro?
Uno de los beneficios de irse haciendo mayor es que uno tiene una lista más larga de oraciones respondidas que los más jóvenes. Usted ha tenido más oportunidades de ver a Dios demostrando su poder. Cuantas más veces ve usted que Dios responde a las oraciones, tanto más seguro se encuentra en su vida de oración. Quizá los más ancianos tienden a orar mejor que los jóvenes porque han visto muchas más oraciones respondidas.
Otra razón por la que la oración es difícil es porque es privada. Cuando usted ora, generalmente lo hace para sí. Nadie sabe cuánto ora. Eso exige auto-disciplina. Tendemos a hacerlo mucho mejor cuando sabemos que los demás están observando. Dedico mucho tiempo a la preparación de mis sermones porque sé que muchas personas van a estar escuchando lo que voy a decir. Confieso que me resulta más fácil descuidar la oración porque es privada.
La oración es trabajo duro. Es desinteresada y hay que hacerla sin buscar la atención o la aprobación de otros. Debemos tener un pequeño grupo de hermanos en la iglesia que se junten un día a la semana para orar. Le aseguro que si ellos oran, Dios responderá sus oraciones. La iglesia se beneficiará de su fidelidad. No sé cómo funcionan juntas la soberanía de Dios y las respuestas a nuestras oraciones, pero sí sé que Dios responde a las oraciones de sus hijos. Santiago dijo: “La oración eficaz del justo puede mucho” (5:16). Quiero ser un hombre de oración porque quiero ver a Dios hacer su obra y darle toda la honra y gloria que solo Él merece. Pero mis amigos de interseción, la frase clave es «la oración efectiva del justo» debemos ser justos ante los ojos de Dios.
Debemos ser creyentes dedicados a la oración. Pablo no pudo haberlo dicho más claramente cuando dijo: “Orad sin cesar” (1 Ts. 5:17). Ofrezca toda su vida como una oración a Dios, sea consciente de Él cada vez que piense, actúe o hable. Diga en su corazón: “Señor, estoy pensando en hacer esto, ¿está bien que lo haga?” Orar sin cesar significa vivir la vida como si estuviéramos mirando a través de la mente y del corazón de Dios. No quiere esto decir que vayamos caminando por ahí todo tiempo hablando entre dientes y con los ojos cerrados. La oración es vivir siendo conscientes de Dios.
Nos vemos queridos hermanos, continuaremos, pero sobre todo esperamos sus comentarios para saber si aún estan por allí, y si alguno de la congregación a donde asisto (Manantial de vida) pasa por aquí, sus comentarios serán invaluables, gracias.
Algunos textos han sido básados en el libro «El plan del Señor para la iglesia» del pastor John Macarthur.
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