Bueno mis amigos, aqui una reflexión, terrible, dura, interesante, pero que me ha dejado pensando, si usted amigo, hermano o hermana en Cristo, visitante extraviado, visitante diario, lea este post, al igual que yo lo voy a hacer, varias veces, muy detenidamente porque hay mucho por hacer.
«Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Padre por medio de él» (Colosenses 3:17)
Los incrédulos prestrarían más atención a nuestro mensaje evangélico si le diéramos algo especial a observar. Pudiéramos comenzar por no mentir y por decir siempre la verdad. ¿Qué sucedería si nunca nos enojáramos hasta pecar, sino que siempre obráramos con amor; que nunca robáramos, sino que siempre compartiéramos lo nuestro; y que nunca dijéramos vulgaridades, sino que siempre pronunciáramos palabras edificantes? ¿Puede imaginarse cómo reaccionarían los perdidos si nunca nos amargáramos, ni enojáramos, ni mostráramos resentimiento, ni fuéramos violentos, ni calumniadores, sino que siempre nos caracteriza la bondad, la compasión y el perdón? Tal vez entonces presentarían más atención.
Examine su conducta. ¿Dice usted la verdad? ¿Controla usted su enojo de tal modo que solo actúa con justicia? ¿Comparte con otros lo que tiene? ¿Habla con misericordia? ¿Es usted bondadoso, compasivo y clemente? Si usted es un nuevo hombre o una nueva mujer en Cristo, vivirá de esa manera.
Aqui nos quedamos por el momento, pero ahora, salga usted a caminar, le aseguro que si verdaderamente lo que usted ha leído, le ha llegado al corazón, entonces estara arrastrando los pies por la amargura, tristeza, de saber que algo estaba mal en su vida y que tenemos que cambiar, hagamoslo mi amigo o amiga, es por ser o convertirnos en verdaderamente «cristianos».
Nos vemos y ya sabe, un comentario, sería muy bueno, pero mejor sería que ponga por obra lo que usted leyó aquí.
Bendiciones.
Deja una respuesta