Los primeros mártires

¿Qué tal? Queridos amigos, hermanos en Cristo, uno que otro visitante asiduo y también a aquellos que llegaron en su periplo por Internet, hoy continuamos nuestra explicación sobre lo que es un verdadero cristiano. Sé positivamente que cuando usted llegó a la iglesia y le hablarón del amor de Cristo, del perdón y las muchas de bendiciones que va a recibir por el hecho de aceptar a Cristo en su corazón, pensó que todo era felicidad y que caminar con Cristo y llegar al cielo era tan fácil como comerse su helado de chocolate, pero mi amigo, si usted es uno de esos, le tengo que dar una mala noticia, lea el presente y anterior post y se dara cuenta de que la cosa no es así, que hemos sido vilmente engañados, sientese en el mejor sillón de su casa, parado, se nos cae y creerán que está loco, no será el único, tome entre sus manos su Biblia, si no tiene una corra a la primera libreria cristiana y comprese una, le servira para sus noches de insomnio, preparese un café cargado y empecemos.
Como explicó un historiador sobre los primeros cristianos:
Ellos (responderían) a todas las preguntas sobre ellos (con) la respuesta corta pero esclarecedora: «soy cristiano». Una y otra vez causaban no poca confusión a sus jueces por la pertinacia con la cual se adherían a esta breve profesión de fe. La pregunta se repetía: ¿Quién eres? Y ellos respondían: Ya he dicho que soy cristiano y quien dice esto por ende ha nombrado su país, su familia, su profesión y todo lo demás»
Seguir a Jesús era la suma de toda su existencia. En el momento en que la vida misma pendía de un hilo, nada importaba más excepto identificarse ellos mismos con El.
Para estos creyentes fieles, el nombre «cristianos» era mucho más que una mera designación religiosa, esto definía todo acerca de ellos, incluyendo cómo se veían a sí mismos y el mundo a su alrededor. El sello enfatizaba su amor por el Mesías crucificado junto a su disposición a seguirle sin importar el costo. Esto hablaba de la transformación total que Dios había producido en sus corazones y daba de la realidad de que en El se habían renovado completamente. Ellos habían muerto a su antiguo modo de vida, habiendo nacido nuevamente en la familia de Dios. Cristiano no era simplemente un título sino una forma completamente nueva de pensamiento, una que tenía serias implicaciones por cómo vivían, y finalmente cómo morían.
Algo debe de cambiar en nuestra forma de creer, pensar y vivir, ¿verdad?, como dijo Jesús, sopesemos todo y luego, decidamos si verdaderamente nos podemos llamar cristianos, nos vemos pronto y recuerde el seguir a Jesús, es mucho más que llegar a la iglesia el domingo. Bendiciones y nos comunicamos pronto.

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