Queridos amigos, encontré un libro digno de atención, del cual iremos extrayendo algunos artículos que parezcan no solo interesante sino también nos dejen alguna enseñanza para nuestra vida. El libro se titula «365 días para ser más culto» escrtio por: David Kidder y Noah Oppenheim. Hoy trataremos el tema «el código de Hammurabi», espero que le sirva de aprendizaje, entretenimiento y sobre todo reflexión, tómese un café para seguir leyendo y si por esas cosas que tiene la vida, usted es uno de aquellos que cree que las dictaduras vengan de donde vengan y en las formas que sean son buenas, le aseguro que probablemente está lectura no es para usted.
Hammurabi fue un rey de Babilonia, una civilización antigua que floreció en la región que ahora ocupa Irak. Gobernó de 1792 a 1750 a. C. y conquistó varias naciones rivales, pero es famoso sobre todo por ser el primer legislador de la historia. Cerca del final de su reinado, Hammurabi promulgó uno de los primeros códigos legales escritos de los que ha quedado constancia histórica, del que emanaban los preceptos que debían cumplir los ciudadanos y los castigos que conllevaría desobedecerlos. En sí mismo, el concepto de leyes aplicables a todo el mundo era una novedad desconocida en esa época, en la que la mayoría de las sociedades se regían únicamente por los antojos de gobernantes déspotas.
El código era sin embargo extremadamente cruel para nuestros estándares modernos. Hammurabi castigaba con la pena de muerte incluso las infracciones más leves: que las mujeres entraran en una taberna, que los hombres dieran refugio a esclavos huidos o que las esposas abandonaran a sus maridos sin un buen motivo. Este primitivo código reflejaba las supersticiones de una sociedad antigua. Las disputas entre ciudadanos de Babilonia las zanjaba obligando al acusado a tirarse a un río: si era culpable, se ahogaría, mientras que si era inocente «escaparía indemne». En ese caso, el acusador sería condenado a muerte por levantar falso testimonio.
Los escribas reales redactaron las leyes en un pilar de piedra negra consagrado al dios de la justicia y expuesto al público. En esta inscripción, Hammurabi conminaba a «todas las generaciones venideras» a respetar esas leyes y a no «modificar los preceptos de la tierra que les eran dados». Los futuros reyes, decía Hammurabi, deberían ratificar la supremacía de esta ley en vez de gobernar siguiendo sus impulsos personales. La noción de que los gobernantes no podían cambiar de forma arbitraria las leyes que regían la vida de los ciudadanos constituía un concepto revolucionario. El respeto a la ley sigue siendo uno de los sellos fundamentales de un gobierno exitoso.
Mi querido amigo, visitador diario o extraviado compañero de viscicitudes, cuánta razón tenía Hammurabi, hoy aprendimos algo nuevo, que el respeto a la ley es importante y de que existió un Hammirabi que empezó a legislar para todo un pueblo o país, espero poder seguir aprendiendo y tratando de mostrarle algo de lo que por allí encontramos. Recuerde la democracia es la mejor forma de vivir de cualquier pueblo y por ello debemos defenderla siempre del ataque de un enemigo que desea que las dictaduras se expandan aún en lugares en donde la democrácia ha sido su bandera. Nos vemos.
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