Estaba leyendo un libro «¿Por qué un único camino?» del pastor John Macarthur y me parece que una vez más, debemos de escribir algo, amigos o visitantes, una de las características del hombre que el día de hoy se ha perdido es justamente la integridad. Más aún en aquellos que dicen que tienen un llamado y que sirven (no se para qué) en algún ministerio de la iglesia cristiana. «La integridad de los rectos los encaminará pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos» Proverbios 11:3.
La integridad es la cualidad bíblica esencial para todo ministerio. En cada lista de calificaciones que deben de poseer los líderes de la Iglesia Cristiana, hay un requisito que encabeza la lista. El hombre que vaya a ejercer cualquier cargo en la iglesia debe de ser «irreprensible».
El éxito en los negocios, las habilidades en la oratoria y las relaciones públicas o cualquier otra variedad de talentos terrenales no son los que califican a un hombre para tener liderazgo en la iglesia. La cualidad suprema y primordial en todos los niveles de líderazgo eclesiástico es la integridad, que puede definirse como amor a la verdad con la madurez necesaria para vivirla en la práctica. Ignorar ese principio equivale a sacrificar la importancia que como cristianos damos a la verdad.
No vayas porque te llamó tu papá, no vayas porqué te llamó tu abuelida, o te lo dijo un amigo, o tu mamá sigue viendo al angelito de marras que eres, a pesar de la cola y los cuernitos, Ve porque Dios te llamó, Si no te gusta orar, si no te agrada pasar tiempo con Dios, si tus ratos de oración se limitan a orar por los alimentos para que los demás te escuchen, si el leer es para ti algo así como un castigo, lo que hará que la Biblia siempre se llene de polvo pero jamás te llenes de su sabiduria, si el estudiar, escudriñar la Palabra de Dios, no es algo que este en tu agenda y te limites a repetir mensajes sin ni siquiera antes estudiarlos, mucho menos entenderlos, en donde internet es tu mejor aliado a la hora de preparar estudios, que no comprendes, y cuando ya has repetido hasta el cansancio tu testimonio, hasta las lágrimas son estudiadas, con chistes y todo, en donde hacer el bien y ayudar a los demás, es para contar con incondicionales, entonces te has equivocado, tu camino no es ese, a todos nos gusta ser reconocidos, pero no de esa manera, estamos trabajando con almas, por las cuales Jesús pagó con su sangre y muchos la quieren revender por tortillas duras y frias, puede ser que ya vienes sirviendo de pastor, pero la pregunta es: ¿Dios te llamó?, examina tu corazón, y no vayas por interés sino porque quieres formar discípulos de Jesucristo, para lo cual debes de prepararte, orar, estudiar, aprender, dejarte guiar, pero no por hombres más ciegos, que solo saben decir si a todo, sobre todo cuando es para engrandecer la carne y no el espíritu, estar siempre dispuesto a servir a la iglesia de Jesucristo por amor a Jesús y a su iglesia.
Pero todo ello, esta metido dentro de la definición de integridad, ser recto en tus pensamientos y acciones, ser correcto y sin intereses, ni dobleces personales cuando haces algo por los demás, dar y enseñar la verdad a pesar que el decirla te pueda costar, amistades, beneficios, incluso aún la propia vida, porque a pesar de que estas sólo, Dios camina de tu lado, y la soledad que te da estar sin amigos, lo llenas con el abrazo que se siente el saberse que todo es por Cristo, que El caminara delante de ti abriendote y marcandote el camino.
Sigue a Dios, búscalo, entregate a El y ubicate en donde Dios te quiere poner, El es el que reparte los ministerios, no le busques la justificación, con el consabido «Dios me habló», mejor busca de El. Es para ti mi amigo, por amor y con amor, pero la verdad la tengo que decir, aunque a mi me duela más que a ti, en su momento hablaremos los dos, tu sabes mejor eso que yo, ese día llegará, sé que no te hare cambiar, (yo no cambio a nadie) pero sé también que el sonido que hace el silencio es más fuerte en la intimidad, cuando solo, contigo mismo, sabes que tengo razón, porque no creó que Dios te halla llamado, muchos, si aunque duela, muchos, piensan igual, sólo que nadie quiere decirlo, pero lo gritan en silencio, mejor pastorea la casa que es el verdadero lugar en donde empieza nuestro ministerio, con la esposa y los hijos, de rodillas, en oración, cuando tu solo en la intimidad, derramas tu corazón en la busqueda del altísimo, primero para pedirle perdón y para que te cambie, (esa es mi principal oración, que me cambie) si empieza por la cabeza, tu y yo debemos de cambiar, ser los pastores de nuestro hogar, pero con el ejemplo, con errores, pero en una busqueda diaria , para que podamos ser mejores hombres de Dios, no porque nos lo merecemos, no y mil veces no, sino por la misericordia de Dios somos lo que somos, porque no por dar el diezmo nos hacemos merecedores de las bendiciones del altísimo, sino por su misericordia, para poder con la ayuda del Espíritu Santo ser los guías de nuestra familia. Ni porque tocas o cantas, ni por adular como algunos, pero lo peor que existe es que convertimos pastores a quienes como dice el dicho no saben leer ni escribir, Dios mio perdónanos, y perdónalos, primero a los pastores sin discernimiento que no saben ver ni diferenciar a las ovejas de los lobos, a los neofitos de los llamados y a los otros que por su afan de ser reverenciados no les importa enviar a las ovejas por el camino que lleva al infierno, a donde al final de sus días también caminarán. Señor ¿qué está pasando con tu iglesia?
Recuerdo hoy a un pastor llamado Chuy Olivares, que dijo un día, «No me puedo callar, porque sería participar del error y/o pecado que se viene cometiendo y que tendré que dar cuentas al creador por ello». Está es una razón de peso, que hasta me tiembla la mandibula y tengo un pan con queso en las manos que no lo puedo morder, ni menos tragar, por todo ello, yo hablo, lo siento si alguien me quita el habla, total ya casi no me hablaban, ni modo. En los últimos meses he caminado, me han invitado y visitado algunas iglesias, en donde veo y escucho con tristeza que en el nombre de Dios, separamos a hombres y mujeres para que no se distraigan dentro de los templos, que si las mujeres no utilizan velo, no pueden servir, que cuando damos de brinquitos es que el Espíritu Santo nos ha tomado, y si nos tiramos al suelo la unción ha bajado sobre su pueblo, que tu solo repite la oración, di algo incoherente y ya estas hablando en lenguas, y derechito a la piscina para el respectivo bautizo y ya eres un cristiano que se va al cielo, señores ¿en dónde estamos?, ¿qué enseñamos? ya no existe la palabra arrepentimiento, y todavia decimos que lo hacemos en el nombre de Dios y que fue El quien nos llamó. He hablado con algunos pastores de aquí de San José, estudiado juntos la Palabra, para que vean que no es cosa mía, hemos orado y llorado, luego es de cada uno la desición de seguir verdaderamente a Dios o a la mamá o al papá que nos llamó.
Que Dios te bendiga y nos encontramos cualquier día por esos caminos de Dios, en donde caminando por las calles lo haremos fuerte tratando de dejar nuestra huella.
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