Estube leyendo hace algunas semanas un libro de John Macarthur que me parece totalmente interesante y digno de ser no solamente comentado, sino leído detenidamente, hoy quiero ver una sola parte de este libro, y es que «El poder de la integridad» debe de hacernos pensar, a quienes como yo, decimos que seguimos a Cristo, o por lo menos nos autollamamos cristianos, católicos, testigos y todos que creemos que estamos en el camino correcto.
Escucho de que siguen a Cristo y de que son buenas personas, que van el domingo a misa, al tabernáculo, al templo, a la reunión, etc. pero eso no los hace mejores, ni peores, simplemente pueden ser buenos asistentes, pero cuando alguien dice que pertenece a alguna denominación, y tiene algún cargo, como de pastor, ujier, maestro, creen que primero debe de hacer las cosas como lo creen que ellos deberían, o creen que debería de ser, si uno es pastor, bueno lo miran con lupa, que si habló, que si dijo, que miro, que no miro, pero no nos miramos a nuestro espejo para ver si nosotros y cada uno estamos haciendo eso que exijimos a otros que hagan.
Pero como dice John Macarthur, la persona que viene a Dios está dispuesta a pagar lo que El exija, sin importar el precio, cuando se ve confrontado con su pecado a la luz de la gloria de Cristo, cuando Dios lo libra de su ceguera, el pecador arrepentido se da cuenta de repente de que nada de lo que él apreciaba mucho, es digno de conservar si eso implica perder a Cristo. El problema que existe en el día de hoy es que el pecador cree que con decir «me arrepiento» es suficiente y vuelve a cometer los mismos pecados de todos los días, es tal la ceguera de que los comete en el nombre de Jesús y no se da cuenta de que es simplemente, su arrepentimiento, un rito religioso, un drama o una obra teatral que día a día viene repitiendo y cree que con eso puede engañar a Dios. Jesucristo es nuestro tesoro y nuestra perla, pero nos creemos merecedores de ese tesoro porque somos buena gente y porque luchamos por que la justicia se haga a nuestro alrededor, sin darnos cuenta de que la justicia de Dios primero debe de hacerse en nuestras vidas. Pero mi amigo o amiga, en un momento debe y ojala se haga en nuestra vida, el descubrimiento que El era mucho más valioso que cualquier cosa que teníamos: propiedades, fama, un carro, una casa, porque a veces, porque tenemos un carro del año nos creemos la mamá de los pollitos y nadie nos baja de la nube del ego que nos creamos nosotros mismos, pero el verdadero encuentro con Cristo hace que todo eso sea hechado a la basura y lo sigamos.
El ahora se ha convertido en el objeto supremo de nuestros afectos. Nuestro nuevo deseo es ahora conocerlos, quererlo, servirlo, obedecerlo y ser como El, aunque usted escuchará por todos lados, «Pero si yo eso hago», ¿¿si????? yo escucho a mi amiga que usted ya conoce porque varias veces la he mencionado en este blog (le voy a cobrar regalias por hacerla famosa, aunque no sabe usted su nombre, pero es mejor asi), bueno ella, con el complejo que tiene de que cree que es medio dueña, de que cree que es jefa, de que se cree sabedora de todo, manda y ordena, y si no le hacen caso se queja que es un contento, hace unos días me ordenaba que hiciera algo, como yo aparte de negarme le dije que mejor se fuera por donde vino y que hiciera su trabajo, me dejo de hablar, lleno su boca con palabras entrecortadas por la colera e ira de que no le hicera caso y encima yo le ordenaba que se fuera, pues imáginese, y en el nombre de Jesús, hablaba de todo, cuando se le hace caso, es que todo esta bién, de lo contrario empieza a hablar de la obediencia, del amor de Cristo, de la Biblia, del perdón de los pecados, utilizamos a Cristo como si fuera nuestro escudo, o nuestra venganza (según sea el caso), nos olvidamos que lo seguimos por amor a El, no por lo que podamos obtener, no porque si no nos obedecen, Dios mandara fuego del cielo para consumirlos, para servirlo y no servirnos de su nombre para que hagan los demás lo que nosotros queremos, entonces debemos de refleccionar, y preguntarnos:
¿La razón por la que nos convertimos es verdad en usted? ¿Hay algo en su vida que compita con Cristo? ¿Hay algo en este mundo que capte su lealtad, devoción, y amor más que EL? ¿Desea aún conocerlo con tanta intensidad como dice? De no ser así, ha comprometido su relación con El y está entreteniéndose con la basura del mundo. Ese es el peligro de hacer consesiones. Y creernos tan puros que con solo decir «me arrepiento» ya esta todo solucionado.
Si usted es de aquellos que porque va a la iglesia los domingos, porque es buena gente y da de comer al hambriento de lo que le sobra, de que, de cuando en cuando da una limosna u ofrenda, de que aparte de ser borracho, parandero y jugador, se porta bien, bueno mi amigo creo que vamos por el buen camino que lo lleva a la perdición y si aún, a pesar de que grita que sigue a Cristo, como mi amiga está por el camino ancho que lleva al lago de fuego, arrepientase al igual que yo y volvamos a Cristo y hagamos lo que El hizó, sin «yo creo» sino tal como dice, Y usted qué opina? sigue a mi amiga o sigue a Jesús?
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